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1) Porque sí
2) Oxigena tus pulmones, tu corazón y tu cerebro. Una tríada clave para la existencia.
3) Es un acto intuitivo, universal y sanador. Te conecta con el entorno, y esa conexión habilita un anclaje más efectivo a tu propio ser.
4) El paisaje siempre es otro, incluso si es el mismo, porque nosotros estamos cambiando constantemente. Si te entregas a la acción sin apego al pensamiento, las mismas cuatro cuadras pueden ser un viaje diferente cada vez.
5) En nuestros cuerpos ocurren grandes actualizaciones cuando nos desplazamos en exploración. Es el único modo de aprender y aprehender la realidad, por eso cuando somos chicos el aprendizaje ocurre orgánicamente, mientras jugamos.
6) Podes hacerlo en soledad, en compañía o hasta con un extraño, y nunca te vas a sentir extranjero. Caminar es habitar nuestra propia idiosincrasia.
7) Podes experimentar las variantes del exterior —temperatura, colores, olores, ruidos— como si contemplaras una obra de arte.
8) Podes detenerte en cualquier momento. Sentarte. Estirarte. Volver a marchar. Tomar atajos o perderte en un camino que nunca habías tomado antes.
9) Si vas sin hablar, hay un momento en el que el ritmo de tu corazón se ancla al de tu cerebro como si estuvieras dirigiendo una orquesta, y todo fluye tan armoniosamente que no vas a querer volver.
10) Si al regresar tu casa se siente extraña, es señal de que algo en vos se reordenó.
Luciana Patrani nació el 10 de febrero de 1980 en la ciudad de Mar del Plata. Es artista. «Una familia entera» es su primer libro de poemas, fue publicado este año por Halley Ediciones.
En IG es @haylucianas