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Tres mujeres, tres escritoras, tres editoras. Hoy entrevistamos a Mariana Kruk de Halley Ediciones.
Tres mujeres audaces y soñadoras, bravas en un mundo dominado (como casi todo) por varones. Amantes con todas las letras. Viven con y para la literatura. En la 48va. Feria del Libro de Buenos Aires compartieron Stand en el «Nuevo Barrio» con sus editoriales independientes: Azul Francia Editorial; Copo de Nieve y Halley Ediciones. Allí las encontramos reunidas a las tres, y entonces nos regalaron sus opiniones; acá les dejamos con nuestra querida amiga Mariana Kruk:
¿Por qué fundar una editorial?
Entré al mundo editorial como autora, allá por el año 2011 cuando publiqué por primera vez. El trabajo fue tan integral que las chicas de Otro Contar, (cuna de mi primer poemario) me invitaron a formar parte de la editorial, creían que era importante que hubiera una autora, alguien que escribiera, que entendiera ese código, esa expectativa, esa ansiedad al momento de editar dentro del equipo. Así arranqué, trabajando con ellas, y fue con ellas que aprendí casi todo; luego trabajé con otras editoriales, me enamoré de la edición y fundé mi primer proyecto editorial en 2015, se llamó Peces de Ciudad. Hoy Peces no existe más. En 2017 fundé Halley ediciones y acá seguimos, editando poesía. Más que preguntarme por qué fundarla diría que no encontré motivos para no hacerlo. Se dio todo muy orgánicamente, la poesía ya era parte de mi mundo desde la escritura, también desde lo laboral (dicto talleres de poesía), dirigir además una editorial de poesía fue un modo de asegurarme que todo en mi vida girara en torno a ella.
¿Por qué elegiste el nombre?
Como dije, Halley nació en diciembre de 2017. Seis meses atrás me había corrido con mucho dolor a un costado de Peces de Ciudad. Necesitaba rencauzar mi vida, mi emprendimiento de vida. En ese momento mi marido estaba fascinado con las cuestiones del cielo, en casa se hablaba mucho del espacio, de otros planetas, estrellas, satélites y cuestiones así. Fue un poco en homenaje a él que fue un sostén total en esos meses y también pensando en esto de que un cometa como Halley es una maravilla que sucede de vez en cuando, por suerte entre cada libro y libro de la editorial no pasaron 86 años.
¿La editorial se especializa en algún género -o géneros- en particular o tiende a una oferta literaria general?
Poesía, primordialmente. Aunque también tenemos una colección de narrativa en verso, que coquetea y mucho con la poesía, y otra de Microrrelatos que son elegidos por el valor poético de su prosa.
¿Qué evaluación hacés sobre las diferentes modalidades de ventas: on line, por medio de librerías, a demanda, por tiradas definidas de ejemplares, en papel y en formato digitales?
En el caso de Halley las tiradas son por lo general pequeñas. Trabajamos con un sistema de preventa y en función de la misma se evalúa de cuánto será la tirada. Vendo Ebooks desde la web, aunque amo el papel, y si bien en algún momento aposté a una distribución en todo el país a través de librerías fue muy dificultoso hacer el seguimiento real de esos libros que estaban en provincias tan lejanas. Hoy por hoy me estoy retirando de las mismas de a poco para convertirme desde la web en mi propia librería con envíos gratis a todo el país. Es un modo de llegar a todos los rincones sin costo extra para el lector y de tener un control sobre el stock real de la editorial.
¿Cómo es la convivencia entre la editora y la escritora? ¿Cómo se influye una a la otra? ¿Es posible vivir ambas pasiones por separado?
Desde el momento en que casi todo lo que leo es material que llega para ser evaluado en Halley, es imposible que la editora no influya a la autora. Leer más nos ayuda a escribir mejor. Soy una convencida de eso, así que mis autores influyen en lo que escribo todo el tiempo. Trato de correr mi voz poética todo lo posible al momento de trabajar el libro de otro, pero es inevitable que sean desde ese lugar las sugerencias que se pueden llegar a hacer sobre los textos al momento de editar. Y cuando lo que leo no son autores de Halley trato de no “editar”, a veces se me escapa y lo hago igual. Soy de marcar los libros que leo, a veces le anoto sugerencias a poemarios ya editados por otra editorial. Es gracioso y terrible.
¿Qué te impulsó a escribir, identificás ese momento o es una incógnita? ¿Qué estuvo antes, la escritora o la editora?
Estuvo antes la escritora, sin lugar a dudas. Pero no tengo identificado cuándo empecé a escribir. Lo hago desde que tengo uso de razón. De chica escribía lo que para mí eran canciones, cuando comencé a leer me di cuenta que en verdad eran poemas.
¿Qué autores o autoras influyen –o influyeron- más en tu escritura?
Empecé como muchos lectores de poesía con Gelman, Benedetti, Storni. A Gelman y Benedetti los leo hasta ahora, cada tanto vuelvo a ellos y es como volver a casa. De Storni hoy me siento muy lejos. Pero hubo un punto de inflexión para mí que fue leer a Constantini, a Trejo, a Santoro. Siento que mi escritura cambió para siempre luego de conocer ese otro modo de hacer poesía: cercana, accesible, a tierra. Son autores que me abrieron un mundo al darle valor poético a lo coloquial, me hicieron entender que no se escribe con el diccionario, que hay que escaparle a las palabras que no usamos, que algo que digo todos los días, trabajado correctamente, puede ser también poesía.
¿Si tuvieras la chance de elegir dos autores o autoras para editar, quiénes serían?
El género que más leo, además de poesía, es la crónica. Mis referentes son Leila Guerriero y Martín Caparrós. Ambos autores tienen un lenguaje, un vuelo tan poético. Estoy convencida, aunque ellos no lo reconozcan, que también escriben poesía. No sólo porque la leo en sus prosas, sospecho que tienen guardados archivos, cuadernos con poesía propia. Sería hermosísimo editar sus versos.
¿Cuál es el mejor consejo que te han dado respecto a la escritura y cuál para la editora?
En cuanto a la escritura: leer más. Y corregir, corregir es tanto o más importante que escribir. Respecto a la edición hubiera querido recibir más consejos. Todo el tiempo charlamos con colegas acerca de nuestros proyectos editoriales, aparecen situaciones nuevas y distintas soluciones posibles. Pero es más sobre la marcha, no recibí muchos consejos a priori. Uno trabaja con un texto, pero atrás de ese texto hay una persona. Y hay tantos escenarios posibles como autores y autoras. Luego estoy aprendiendo, y me llevó mucho tiempo, a delegar. Delegar sin desentenderse pero también haciendo que tenga sentido esa tarea delegada, delegar sin obsesionarse con esa delegación es todo un tema. Poner mis reglas, aprender a decir no o hasta acá. Son tareas titánicas a las que me enfrento todos los días, pero creo que aplican a cualquier persona que tenga un emprendimiento propio, más allá de la edición en sí misma.
Última: ¿De qué enamorarse y de qué no cuando se escribe; de qué sí y de qué no cuando se edita?
Si algo que llega a la editorial no me enamora es muy sencillo, no se edita. Yo busco que los textos me sacudan, que algo en ellos me conmueva, que me toquen alguna fibra: lo que dicen o el modo de decirlo, en el mejor de los casos ambas cosas. Ahí ocurre un enamoramiento total. Por ahí pasa mi selección de obras para Halley.
Cuando escribo es distinto, me cuesta más llegar a ese estado de enamoramiento con mis propios versos porque la autocrítica es un arma de doble filo, pero la respuesta va por el mismo río. Si algo me enamora empiezo a pensar en editarlo. Si no me enamora seguirá guardado hasta nuevo aviso.
¡Gracias Mariana!
IG: halleyediciones
Librería virtual: https://halleyediciones.com.ar/