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Olvidate del Matadero (Teatro - reseña)
Olvidate del Matadero (Teatro - reseña)

Teatro: Olvídate del Matadero. Reseña, por Cecilia Obregón

Ficha técnica

Dramaturgia: Pablo Finamore y Claudio Martínez Bel

Actúa: Pablo Finamore

Asiste y produce: Adriana Yasky

Dirige: Claudio Martínez Bel

Supervisión dramatúrgica: Mauricio Kartun

Escenografía y Vestuario: Adriana Estol

Iluminación: Agnese Lozupone

Diseño Gráfico: Paco Fernández

Realización Escenográfica: Richard Forcada

Realización de Vestuario: Adriana Estol

Duración: 60 minutos

 

“Olvídate del Matadero”, es lo que le pide Echeverría a Misky, el opa, el retrasado, el loquito, el hijo ¿tonto? de la criada del escritor. Misky, que aprendió a leer en esa casa llena de libros, es un lector empedernido, compulsivo. En escena, sus bolsillos están repletos de rollitos con textos que él no para de leer y releer… aunque a veces no entienda. En esa obsesión por las letras tropezó con el célebre relato de Echeverría, ese que ahora le ordenan que olvide. El que alguna vez leyó El Matadero sabe no sólo que lo que se pide es imposible, sino que además es incitante: lo prohibido empuja inevitablemente al camino contrario.

Misky no se olvida y nos cuenta su versión, porque él mismo estuvo ahí y él mismo –dice- se la contó a don Esteban. La obra pone en escena no tanto al texto clásico sino sobre todo a un lector, y no cualquiera: este es uno contemporáneo a su escritura, un devorador de palabras que no piensa dejar y que también se guarda en sus bolsillos. La obra se erige, pues, como una forma de resistir el olvido. Lo que se echa a rodar en el escenario, lejos de ser el silencio pedido, se convierte en la representación de cómo un lector se apropia de un texto: cómo lo lee y lo relee en una danza hipnótica y amorosa que no quiere abandonar porque El matadero ya le pertenece. A él y a todos los lectores.

La obra anti rosista por excelencia es acá revelada por alguien que “no entiende” y ofrece una simple contraposición entre “letra” y “realidad” que ya no excita tanto la toma de partido como sí la invitación a una relectura del clásico.

En un unipersonal brillante, Pablo Finamore recrea a un personaje entrañable que logra nuestra atención de principio a fin. Con una escenografía bastante despojada, el actor dispone la obra en su cuerpo y en su voz de una manera cautivante.

Dirige Claudio Martínez Bel, nada más y nada menos que con la supervisión de Mauricio Kartun, los viernes a las 20 hs, en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636, CABA). Una cita con el buen teatro. A no olvidarse…

Cecilia Obregón

 

Cecilia Obregón (Avellaneda, 1973) es profesora de Castellano, Literatura y Latín (ISP J.V.G), especialista en Literatura infantil y juvenil. Dicta clases en escuelas secundarias de Quilmes, donde además coordina talleres de lectura y escritura. También se desempeña como profesora de Lectura y Escritura académica en la UNQ. Es coautora de libros didácticos para Primaria, Secundaria y Universidad. Actualmente, está preparando la publicación de su primer libro de poesías, nacido al calor de los espacios virtuales en los que participa como tallerista.

IG: @cecilia.obregon.39

E-mail: mceciobre@gmail.com

Facebook: Cecilia Obregón

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