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Una nueva esperanza, estrenada hace cuarenta y cinco años, fue la primera película de la saga de Star Wars. La dimensión que tomó este universo de ficciones desde ese momento es inmensa: hay una cantidad considerable de películas y series estrenadas (y por estrenarse). Tal es así, que el deseo de querer estar al tanto de cada una de las nuevas historias se vuelve, de alguna manera, una tarea que amerita constancia y dedicación.
Ante este panorama, lejos de sostener un discurso un tanto desalentador, propongo retomar el comienzo, y disfrutar detenidamente de aquella primera película que originó este extenso universo galáctico. ¿Por qué mirar (o volver a mirar) hoy Una nueva esperanza?
La respuesta es evidente: en la película encontramos, de manera clarificante, todos los elementos que la saga desarrolla. Se trata de una presentación o puesta en escena de los puntos temáticos básicos de la idea original: la guerra entre dos grupos políticos, la posibilidad de rebelarse ante lo impuesto, el camino del aprendiz y la fuerza como entidad universal, entre otros.
- La guerra entre dos grupos políticos: La película comienza con el ataque de los rebeldes hacia las tropas imperiales. En algún punto, la historia de Star wars es la historia de la guerra entre una forma de gobierno imperial y una forma de gobierno democrática, siempre en tensión. Recuerdo ahora una profesora de Latín que decía que muchos de los sucesos que se pueden analizar sobre el desarrollo del imperio romano y su posterior caída, están presentes en Star wars.
- La posibilidad de rebelarse ante lo impuesto: En medio del ataque, la princesa Leia es capturada por el Imperio y es forzada a brindar información acerca de dónde se encuentran las bases rebeldes. Leia solicita ayuda a Obi-Wan Kenobi a través de R2-D2. Se presenta, entonces, el tópico del recaste. Este tópico es recurrente en una gran cantidad de historias ficcionales que involucran a varias mujeres, desde Helena de Troya hasta Fiona de Shrek. En este caso, Leia es rescatada por una especie de equipo que se formó casi accidentalmente entre Luke Skywalker, Han Solo y Chewie. De todos modos, lo que vuelve interesante el tópico del rescate en esta película es el hecho de que se rescata precisamente a una princesa que lidera las bases rebeldes. Leia no es un personaje pasivo y, aunque la belleza es constantemente mencionada como uno de sus mejores atributos, se trata de una mujer inteligente que posee la valentía necesaria para enfrentarse al Imperio.
- El camino del aprendiz: En esta película también se presenta al hermano de Leia, Luke. Es un joven muchacho con aspiraciones mucho más grandes que las que su tío le asigna. El encuentro de Luke y Obi-Wan es clave, este antiguo Jedi le da al joven el sable que perteneció a su padre. Así, es Obi-Wan quien introduce a Luke en un camino de aprendizaje que lo lleva al reconocimiento, y que lo convierte literalmente en una nueva esperanza para el derrotado mundo de los Jedi: Obi-Wan es quien le aconseja a Luke vivir consciente del poder de la fuerza y aprender a utilizarla a su favor.
- La fuerza como entidad universal: La fuerza es lo que sostiene al universo, lo que le da sentido, de algún modo, a la lucha. Sin embargo, existe un lado oscuro, en el que la fuerza es usada como motor del mal y la perdición. La saga realiza un desarrollo de esta dualidad entre el bien y el mal, a través de muchos personajes que se van a enfrentar al límite que separa un lado del otro. Quien representa esta tensión al máximo es, por supuesto, Darth Vader.
Es innumerable la lista de escenas, situaciones y personajes que se puede desglosar para analizar la película y elaborar un mapa que ilustre la saga, pero sólo quise detenerme en estos elementos centrales. Esta película es el comienzo de un gran desarrollo de historias, pero también, es un claro ejemplo de que la ficción habilita reflexiones sobre situaciones que la exceden.
Recomiendo Star wars: Una nueva esperanza porque, además de ser el origen de una de las sagas más fascinantes de la ciencia ficción, permite pensar problemas interesantes: desde cuestiones tan amplias como la guerra y la rebelión, hasta otras un poco más individuales como la construcción de la identidad, atravesada por la dicotomía entre el bien y el mal.
Micaela Torterolo nació en 1996 en Florencio Varela. Estudia Letras en la Universidad de Buenos Aires y dicta clases de Literatura en nivel secundario. También participó de distintas obras teatrales en el conurbano. Escribe narrativa breve y poesía.
instagram: micaela_torterolo
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