Perfiles
1 Un verbo: Amar. Es el verbo paradigmático con el que aprendemos la lógica de nuestro lenguaje pero también creo yo que es el que le da sentido a la existencia. No creo en el amor romántico, perfecto o idealizado, creo en un amor que se construye de a dos (o de a varios según el gusto) y que nos empuja a evolucionar como seres humanos.
2 Un recuerdo: Es increíble cómo funcionan los recuerdos. Ayer probé una galletita por primera vez, un bizcochito agridulce de una marca que nunca había comido. La mordí y una imagen me tomó por asalto. Tenía 17 años, iba al colegio secundario y el papá de una gran amiga se moría de cáncer. Estaba yo sentada en una silla al lado de su cama cuando él, con escasa vos raspada, le pidió a su hija que le trajera un té. Cuando ella se fue me tomó la mano –prometeme que nunca vas a dejar de ser amiga de Sol–, me dijo. Me quedé muda. Prometeme, insistió. Se lo prometí. Esas fueron sus últimas palabras pero yo no pude cumplir mi promesa.
3 Un amor: Dos, porque uno vino a través del otro. Mi marido, porque con amor y paciencia me ayudó a desarmar el personaje que había armado para protegerme y mi hijo, porque me despertó una forma de amor y de vínculo que no conocía.
4 Algo que se dejó atrás: Las dudas sobre la vocación. Di muchas vueltas, estudié cinco mil cosas y, finalmente, volví a letras que fue la carrera que primero consideré al salir del secundario. Fue un camino largo.
5 Un epígrafe: “La literatura construye imaginarios posibles”, lo dijo Gabriela Cabezón Cámara en una entrevista y creo que define todo lo que yo creo y entiendo de la literatura.
6 Un temor: Perder a mi hijo, me cuesta escribirlo. Diría que es el único temor, a todo lo demás soy capaz de hacerle frente.
7 Un sueño recurrente: En la cuarentena me acosan las pesadillas. Me despierto gritando en la madrugada, aterrada con distintas cosas. Los monstruos varían pero los malos sueños son constantes.
8 Una película: No soy nada cinéfila, la verdad, pero recuerdo el impacto que me produjo la película “A beautiful mind” que cuenta la historia de un matemático brillante que padece esquizofrenia. Me quedé alucinada pero no con su inteligencia sino con la fuerza de voluntad que tuvo para enfrentar a sus monstruos.
9 La banda sonora de tu vida está compuesta por: Luciano Pavarotti. De chica lo escuchábamos en el auto, cuando nos llevaban al colegio. Recuerdo cantar a los gritos “La Donna e´mobile”. Después, cuando me casé, sonó en la iglesia el “Ave María” cantada por Pavarotti y Dolores O, Riordan y, finalmente, cuando quedé embarazada el álbum “Pavarotti and friends” fue un aliado. Lo escuchaba todos los días porque había leído que si estando embarazada escuchabas todos los días una canción, cuando el bebe naciera, iba a resultarle familiar y calmarlo en momentos de angustia. Fue así y la misma música que escuchaba yo de chica acompañó a mi hijo en sus primeros años de vida.
10 Un lema: De ningún cagón se hizo historia. Lo decía mi mamá cuando no nos animábamos a hacer algo y adopté la frase como propia.
Dice Eugenia sobre sí misma:
Suelo decir que escribo porque una sola vida no me alcanza. Es cierto, encontré en la escritura una forma elegante de cumplir fantasías, deseos, experimentar temores y vivir habitada por miles de voces que me susurran cosas. Es como dice Rosa Montero, un escritor es una persona que escucha voces, que está en paz con la loca de arriba. Leer me gusta tanto como escribir y hablar de literatura más. Estudio profesorado en letras en la Universidad Nacional de San Martín y Cuentos de amor y otras mentiras es mi segundo libro publicado.