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La desobediencia al padre (en tanto patriarcado) es, quizás, uno de los actos subversivos más rupturista; representa la fractura con el sistema organizado que establece el orden de la sociedad instituida. Y en el caso de estas tres mujeres, eso se potencia. Porque no solo se rompe con el horror de lo monstruoso, es decir, con lo incomprensible, sino también con el mandato que dictamina: ese quebrantamiento no está permitido.

Ellas tres rompen el espacio simbólico que va más allá de la tiranía encarnada en Etchecolatz (el progenitor de Mariana), Miguel Ángel Rodríguez (el de Alejandra) o Valentín Milton Pretti (el de Rita), o Videla, Astiz, Camps, Bussi, Luciano Benjamín Menéndez, sus socios y los civiles cómplices.

Ellas tres –y tantas otras- se hermanan en el espacio de las Madres y las Abuelas. Ex hijas que en la era abierta por revolución feminista, ofrendan su alegación que se manifiesta, definitiva, en la frase de Mariana Dopazo: “No somos víctimas, somos desobedientes”.

Desobediencia al padre: y eso es muy mucho.

Literaria Pandora les invita a leer, mirar y escuchar estos testimonios, para después desafiarnos a escribir, pintar, componer y cantar, esculpir, actuar o como sea que se nos ocurra, reproducir el manifiesto que ellas nos han legado… y, a lo mejor, ayudar a configurar el cielo de un mundo posible, pero diferente.

Y si no les parece copado nada de lo dicho, igual, por favor, no se pierdan estos testimonios, que de eso se trata:

Mariana Dopazo:

https://www.youtube.com/watch?v=eFZQSrBQaME

Alejandra Eboli:

https://www.youtube.com/watch?time_continue=327&v=Sea5fW7Rk6s&feature=emb_logo

Rita Vagliati:

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-54880-2005-08-10.html