Textos de Otres
¡Si estas paredes hablaran! Cuento de Ángeles Tolosa.
Foto de portada: Pasaje Bollini Ciudad de Buenos Aires. Horacio Esber
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¡Si estas paredes hablaran! Frase que habrán escuchado miles de veces. Sí hablan, hablan en sus afiches, sus grafitis, sus grietas, eso ya lo saben, ¿o no?
Lo que creo que no saben es que también hablamos entre nosotras, con mi vecina de al lado, con la de enfrente. Ellas a su vez hablan con las que les siguen y así sucesivamente se hace un eterno diálogo. De esa forma sabemos todo lo que sucede en la ciudad.
Yo soy de San Telmo, pero sé lo que le sucede a mis colegas de San Nicolás, Balvanera y, por supuesto, más allá también. Sin ir más lejos, me acaban de llegar noticias de Villa Devoto, un desamparo lo que sufren las pobrecitas de la calle Nogoyá.
Nos gustaría mucho saber de nuestras amigas que habitan más allá de la General Paz, pero tenemos un problema de jurisdicción. Parece que hay enemistades partidarias y las del Gran Buenos Aires nos creen enemigas. De ninguna manera, nosotras no tomamos partido por ninguno, somos del pueblo. Acá me susurra mi vecina, pero bien que nos usan para sus campañas. Es verdad, pero esa también es la voz del pueblo, más allá que es utilizada por políticos interesados en ganar su cuotita de poder. Después ¡Chau promesas! Afiche sobre afiche, palabras que se vuelan como los trozos de papel que de a poco el viento se va llevando. Cómo me disgusta ese engrudo pegoteado que se va enquistando en mí. En ésta llevo la peor parte, soy frente de un depósito, grande, sin ventanas; a los fijadores de carteles se le hace agua a la boca cuando me ven.
La vecina de enfrente está escandalizada porque unos pibes la grafitearon. ¡Peor se puso la dueña de casa cuando salió a barrer la vereda! A mí me gustan los grafitis, ellos sí me parecen expresión popular, pero andá a hacérselo entender a mi amiga que derrama lágrimas que no borran esas tintas indelebles. En realidad me gustan más los murales, me llegó el chisme que en Barracas hay una calle en la cual todas están vestidas de bellos colores. Bueno, sin ir más lejos, La Boca es una explosión de color. Aunque me parece que esas pobres paredes son exultantes por fuera pero guardan pena y miseria. Muy lindas para la foto, vuelve a decirme en voz baja mi amiga. Es verdad, cuando anochece y todos los turistas vuelven a sus lujosos hoteles internaciones, los habitantes del barrio siguen allí, pasando frío, yendo a llenar sus panzas al comedor comunitario, temiendo que esa cantidad de chapas y maderas se esfumen en el próximo incendio. ¡Qué horror! Mis pobres amigas, tan vulnerables.
Las que siempre tiene novedades son las de Plaza de Mayo y ni te cuento las de Congreso. Se entretienen con el paso de tanta multitud, a veces feliz, otras, enfurecida. Más de una a ligado piedrazos y hasta balazos. Una de ellas tiene heridas de larga data, me dijeron que hace muchos años sobrevolaron aviones que bombardearon sin importarles que la gente de a pie iba y venía. ¡Lo que hacen los intereses, las ansias de poder, el odio hacia el otro, al que creen diferente!
Tenemos inconvenientes para conocer los secretos de nuestras amigas de casa de gobierno y todas las demás instituciones cercanas, parecen que les han hecho firmar con contrato de confidencialidad, ellas, que deberían ser transparentes.
Desde hace unos años tenemos un grupo de jovencitas, muy pitucas ellas, pero han comprendido que no dejan de ser como nosotras, que cobijamos vida, ilusiones, proyectos, momentos felices y otros no tanto. Son las de Puerto Madero, y como todas las jóvenes se creen invencibles, pero ¿se han dado cuenta que la mayoría son de vidrio? ¡Me da una sensación gélida! Bueno, al menos a ellas no las van a pegotear. Escuché que solo tienen cosas lindas para contar, parece que vivieran en una burbuja. ¿Será tan así? Todo perfecto por fuera y por dentro, hummmm no me la creo.
Otras, como las de la calle Caseros, en Parque Patricios, sólo relatan pesares, hay algunas que llevan impregnado dolor, gritos, angustias y dicen por ahí, que hasta fantasmas. Comentan que hace unas décadas atrás hubo compañeras en distintos puntos de la ciudad que cubrieron tortura, violencia y sórdidas masacres, pero eso se ha trasformado y hoy revelan el horror, trayendo a la luz la verdadera historia.
Las que tiene cientos de anécdotas divertidas son las de los barrios más alejados del centro. Chismerío del vecindario, travesuras de niños, confidencias de adolescentes. Amores y desamores plasmados en ellas.
Si les contara historias de cada una de mis hermanas tendríamos para varias páginas. Para ir cerrando, les confieso que a mí las que me dan mucha ternura son las que recién se están levantando, ellas ven día a día cómo se vuelven más erguidas y sólidas. Tienen todo por conocer, el futuro les pertenece. Están ávidas de experiencia, desean empezar ya con ese diálogo interminable, que no descansa, que es la eterna biografía de esta ciudad.
Pasaje San Lorenzo 360
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Soy Ángeles Tolosa, nací en la ciudad de Buenos Aires un domingo 26 de septiembre de 1965.
Crecí en Monte Grande y desde hace varios años habito el barrio de San Telmo. Trabajadora Social y amante de toda expresión artística que exorcice los fantasmas de la realidad.
IG: angeles_tolosa