Textos de Otres
Las cosas ya no son
como las ves.
Charly García
Esta historia comenzó
hace muchos años,
cuando eran los tiempos
de superhéroes
y muñecas,
donde los juguetes
tenían (casi) vida propia.
*
Aburrida de ver
siempre lo mismo
un día te cruzaste
delante mío.
Llevabas un reloj
y andabas en
patineta.
Tenías un encanto
en los ojos,
como el de alguien
que sabe lo que quiere.
*
En aquellos tiempos,
-lejanos ya-
te seguí.
Me mostraste
las simples cosas
de la vida,
el amor, la dicha
y también
tristezas.
*
Fuiste capaz de transformar
lo inexplicable
en algo
aprehensible
para la niña que era.
*
Muchos kilómetros
y relojes nos separaron.
Tiempo después
me enteré
que vos ya sabías
que volveríamos
a estar
frente a frente
otra vez.
*
Mientras tanto,
continuaste siendo
alguien firme,
decidido,
sin vueltas.
Apurado,
acelerado,
un poco gruñón
y siempre
siempre
siempre
con tu reloj
en la mano.
*
Más de 200 lunas llenas
-y otro tanto de soles-
nos llevó reencontrarnos.
Volver a cruzarme con vos,
conejo.
*
Esta vez te seguí,
como aquella,
incrédula,
en busca de salir
de esa aburrida
mañana gris
y de días
monótonos e iguales.
*
Tu fugacidad
y el estar siempre
ocupado
me hizo
más de una vez
dudar y perder
“el” camino.
Así fui conociendo
laberintos y túneles,
pasadizos pequeños,
recovecos donde
mi cuerpo
parecía
ya no caber.
Fui interrogando
mi finitud,
mis límites,
pero también
aparecieron
los horizontes.
*
Una de las cosas
más maravillosas
fue encontrarme
con tu mirada,
y la forma en
que me mirás.
*
Entrar en el
mundo subterráneo
del amor
guarda su misterio.
*
La espera a fuego lento
del calor del reencuentro,
también.
*
En este viaje,
casi una expedición,
conocí el enigma
de mi deseo.
*
Cuando tenés
todas las respuestas,
cambian todas las preguntas,
dicen.
A mí me pasó
algo parecido.
*
En la confusión
de perseguirte,
a vos, conejo,
me encontré
con mi propia
existencia.
*
Ahora en la superficie
-de nuevo-
meto la mano
en mi bolsillo
y encuentro
un puñado de preguntas
y una pizca de certezas.
Las preguntas,
me las guardo para seguir
en movimiento;
respecto de las certezas:
la vida se siente
en (y con) el cuerpo
y el amor también.
*
Es que tenía
el cuerpo
dormido
y la mirada
congelada
antes de que
aparecieras
vos.
*
No sé si fue
un sueño,
fantasía
o realidad.
*
Sólo sé que
hoy
despierto
esperando
volverte a ver.
Alejandra Martin es psicóloga. Nació en S. M. de Tucumán. Reside actualmente en Buenos Aires.
Le apasiona la música, la lectura y la escritura.
Instagram @malemartin87
Mail: malemartin87@gmail.com