Textos de Otres

Hoy podrás estar normal,

dorarte junto a un rayo de luz,

sentir el celo, deseo,

mezclar tonalidades de lágrimas

miedos,

controlar el límite de la mirada,

prosperar en la estabilidad,

tener una vocación.

Podrás estar

y que no haya salvación.

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No sé nada muy bien.

Pero siento que amo.

Amo.

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Después de la playa,

con la arena en el cuerpo, papá

nos cargaba en la camioneta blanca,

tirábamos un colchón viejo adentro

y con mi hermano saltábamos

mientras la camioneta iba lineal por su ruta,

era eso la rebeldía al espacio,

ir a dos direcciones simultáneas.

Después de la playa, de tanta agua

había que bañarse

y la arena caía de golpe

como una cascada en el baño del camping,

entonces

teníamos 10 años

con maestrías en hacer carpas,

pocitos alrededor de la carpa.

Antes de dormir,

con el viento resoplándonos las sienes,

moviéndonos

las esquinas de tela sensible,

la luz,

la oscuridad

y ese juego de lo invisible

que toca algo inanimado y todo parece moverse.

No olvido el escalofrío en los brazos cortos

y las piernas desnudas de calor,

cuando mi mamá contaba las historias de terror

con las que después no dormía

pero era lindo no poder dormir

porque inventábamos tanto,

creábamos tanto,

que el tiempo tenía la vista confusa,

y mañana no iba a ser tarde.

Me pregunto

entonces,

cuántos tienen un recuerdo

tan apartado en alguna esquina del silencio

dispuesto a amanecer y latir ahora.

Mi nombre es Alicia Magali Cores, me pierdo y encuentro escribiendo. Estudio Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica Nacional, participo del taller de acompañamiento poético dictado por Mariana Kruk y recientemente inicié el taller de narrativa a cargo de Santiago Craig.

Foto: @florenciaburgosfotografia

Torneo de poesía performática de Quilmes.

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@maguicores