Libros de Otres
No suelo hacer reseñas sobre libros de otres, de hecho ésta no lo es; pasa que después de leer este poemario de Mariana, nació en mí una repentina necesidad de mudarme de barrio. Es que con cada línea –de un minimalismo admirable-, ella te lleva de su mano por las calles, los árboles, la gente, los animales, los bares, las plazas… y por el alma de San Telmo. Entonces, el acto de leer se transforma, gracias a su magia, en mirar, escuchar, oler, tocar y sentir lo que allí pasa. ¿Cómo? Por ejemplo: “en San Telmo/ los gatos de la calle/ tienen nombre y apellido”. O también: “los besos dados/ en Plaza Dorrego/ duran toda la vida”. ¡Y acaso así!: “si un nuevo bar abre/ allí vamos a darle la bienvenida/si un bar amenaza con cerrar/nos atrincheramos en el salón,/abrazados con los mozos./no somos vecinos,/somos un ejército”.
Por eso, esto no es una reseña y sí un ¡gracias Mariana Kruk por el disfrute!; y a quienes lean este agradecimiento, les sugiero que si no aprecian el trajín de las mudanzas, por favor no se metan con estas páginas.
Horacio Esber