Música

No están en orden de preferencia.

1) “Maybe I’m amazed”, Paul McCartney; una de las mejores canciones de amor, me da pena por las que salieron después de ella porque es difícil superarla.

2) “Rome”, Phoenix, es la que estoy escuchando últimamente para levantar la energía. Canto gritando y saltando la parte que dice: “I thought I couldn't do this without you”, porque sí pude.

3) Cómo conseguir chicas, Charly García. El único disco que, desde la adolescencia, puedo escuchar entero. En general, soy de esas personas que escuchan muchas veces una misma canción o que saltean en un disco los temas que no les gustan. Este puede correr enterito y en paz.

4) “Había una vez”, Indio Solari. Tengo grabadas muchas letras imposibles del Indio en la cabeza (siempre me sorprende la memoria, cómo recordamos canciones enteras después de años, incluso los arreglos musicales); esta canción en particular me conmueve, esa música es ideal para esa letra.

5) Dónde están los ladrones, Shakira. No estoy eligiendo el álbum entero, en realidad; lo estoy nombrando en representación de varios temazos que ella sacó y que tiene desparramados entre sus discos desparejos.

6) “Quiero estar entre tus cosas”, de Melero, pero en versión de Gabriela Epumer. Una canción tierna y simple. Quizás la elijo porque me sale muy bien en la guitarra, y a veces tengo que presumir de lo que me sale bien.

7) “Gymnopédie n.º 1”, Erik Satie. No escucho música clásica ni instrumental, soy más del rock y el pop y de poder cantar encima de la música, pero este es el único tema que me calma y me estremece.

8) “Bill Bailey Won't You Please Come Home”, en la voz de Ella Fitzgerald. Desde que empecé a bailar swing, en 2012, es mi canción favorita para que suene en las pistas y bailarla en pareja; por la velocidad (no es tan lenta como un blues ni una que te obligue a un fast lindy), por lo que hace ella con la voz, por los cortes, porque me pone contenta (esta razón es bastante inexplicable) y por el final.

9) Álbum blanco, The Beatles. Bueno, un infaltable y también en representación de la banda en sí (Harrison, ese tema, por favor).

10) Ay, ay, ay, Los Piojos. Símbolo de mi adolescencia y del rock barrial de los 90, con mucho pogo, porro y crítica al menemismo. Tengo el piojito de la tapa tatuado en un hombro, como mi gran amiga y hermana, así que también es el símbolo de la gran amistad de mi vida.

Marcela Sívori nació en 1980 en Buenos Aires. Se recibió de diseñadora en la carrera de Imagen y Sonido en la FADU (UBA) y de correctora de textos en el Instituto Mallea. Realizó trabajos de corrección de manera independiente. Asistió a los talleres de Alicia Grinbank, Ariel Bermani, el Cuaderno Azul, Pablo Pérez, Fernando Murat y Gustavo Yuste (actual, con quien se gestó este libro). Actualmente, es correctora de Canal Encuentro y Pakapaka. También es bailarina y profesora de swing.

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