Música
El último trabajo discográfico del popular artista propone el camino que debería tomar la música a nivel global. Por Anita Cattorini
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Sin lugar a duda, uno de los artistas que se adueñaron del 2021 es C. Tangana, alcanzando un nivel internacional impensado en años anteriores. Esto no sorprende para nada, puesto que el cantautor –cuyo nombre verdadero es Antón Álvarez Alfaro aunque prefiere que lo llamen Pucho- está experimentando el pico de popularidad más alto de su carrera y con motivo.
Con su último álbum, El madrileño, el cantautor ha mostrado el camino que la escena musical internacional debería tomar de ahora en adelante. El disco es un abrazo entre el pasado y el presente, entre lo “tradicional” y lo moderno. Algo que El mal querer de Rosalía ya había demostrado que podía dejar maravillosos resultados. Dato para nada menor: Tangana coescribió varias canciones de El mal querer.
C. Tangana y Rosalía
El variopinto ejército de invitados –son más de 14- con el que cuenta el álbum deja en claro lo bien que pueden funcionar diversos estilos latinos como la bachata, el bolero, el flamenco o la rumba mezclados con elementos más urbanos, como el reggaetón y el trap. Esta libertad para cambiar de géneros, o mejor dicho, no tener un género específico, quita todo tipo de limitaciones y es una invitación a que todo sea posible.
Asimismo, músicos de la talla de Jorge Drexler (Uruguay), Andrés Calamaro (Argentina), Eliades Ochoa (Cuba), Ed Maverick (México), Toquinho (Brasil), Kiko Veneno, La Húngara (estos últimos dos de España) y más, son presentados de forma estelar a una nueva generación que, gracias a la magia de la Internet, puede descubrir y enamorarse de sus trabajos anteriores.
C. Tangana junto a Andrés Calamaro y Jorge Drexler
Por otra parte, pero no menos importante, las letras de El Madrileño muestran a Tangana sin filtro. Se trata de un narrador sincero, abierto respecto a sus sentimientos y que no tiene problemas en mostrarse como lo que es: una persona con muchos defectos. En el disco hay desamor, lamento, presunciones, atracción física y ruptura de los mandatos machistas. Es la vida misma y esa complejidad es lo más interesante de vivir.
Y como si eso no fuera suficiente, todo el disco puede apreciarse como un álbum conceptual –entendido como el trabajo discográfico que, en la suma de sus partes, contiene un significado integral-. Durante las 14 canciones que componen el disco, la figura de la fama está presente. Sin hacer mucho esfuerzo, el álbum suena como un relato en el que el artista documenta su relación con la fama. Cómo esta puede ser una amante fría, distante, traicionera e inalcanzable.
C. Tangana
El Madrileño es una obra imposible de ignorar. Es el cartel que señaliza el camino que los artistas a nivel global deberían tomar si desean realmente continuar reinventando la escena musical. Tangana mismo ya expresó sus deseos de dejar atrás su faceta de rapero urbano para continuar experimentando este nuevo perfil. Con los recientes resultados en mano, esperamos ansiosos las aventuras que traerá esta experimentación.
Me llamo Ana Laura Cattorini pero todos me dicen Anita. Nací en 1995 así que casi que no llegué a experimentar esa anomalía llamada el menemismo. Aunque si sus consecuencias. Crecí en Las Flores, ciudad ubicada en la provincia de Buenos Aires (No confundir con el barrio de Flores). Me mudé en 2014 a Capital para estudiar Comunicación social y, desde ese momento, todavía estoy intentando adaptarme al estilo de vida de la metrópoli porteña. Lo audiovisual, ya sea películas, series, etc., y la música son mis dos pasiones. Si pagaran por hablar sobre esas dos cosas sería millonaria. Soy Hufflepuff. Mi película preferida es Moulin Rouge y mi banda favorita Queen. Asimismo, siento un incomprensible cariño hacía Silvia Süller.
Mis redes son @anitacattorini en Instagram y @AnitaCattorini en Twitter