Textos de Otres
Por fin el espacio para leer. En todo lo que fue del día nada me lo impedía. Sólo yo misma, con algún cronograma de lo diurno, inútil y secreto. Elijo el último libro que me hizo llorar. yacía sobre la mesa donde almuerzo, la superficie donde apoyo el alimento. allí estaba paciente como un revólver seguro de sí. Lo tomo como a un frasco con veneno, como a un filo listo, me preparo para la inmolación sin honra de ningún tipo, quiero clavarme ese puñal bien profundo. Es Teoría de la Gravedad, de Leila Guerriero. Lo elijo también porque es un libro que me inspira a escribir. Ella escribe breve, y te lleva hasta el fondo. Escribe breve y contundente. Habla sobre el abismo mientras deambula con gracia de equilibrista sobre los bordes de un volcán. Habla mucho sobre su infancia, su familia, traduce sus angustias mientras cuenta sobre los agujeros negros que la pasan a buscar en ocasiones los días de la semana o los domingos (¿en qué momento dejaron de ser los domingos un día de la semana?). La leo con fervor. Con euforia consumista, indiferente a mi propia emoción. Se me caen las lágrimas y las aplasto con la página siguiente, les quito el tiempo de la mejilla.
Suelo ser ansiosa y puntualmente cruel en mi aniquilamiento. Llego siempre absurdamente temprano a mis velorios. Doy vuelta la página, siguiente.
Amago con darnos una pausa para ponerme a escribir, pero después, siguiente. Me siento como un velero envuelto en la hostilidad de Poseidón. No me detengo. Y no lo hago hasta que lo hago. Me decido a escribir. Tomo el último cuaderno donde recompongo fórmulas peligrosas, donde soy la heredera del filo. Un cuaderno y la lapicera. Estaban también a mano, cómo otro revólver, como un plato servido siempre caliente. No me sale pasar de la textura de la hoja de papel al teclado, de la humedad de los párpados a la aridez del monitor. Aunque sé que es solo postergarlo.
Si alguien lee esto es porque ese paso deshidratante es inevitable.
Mientras leía a Leila agarré muchas veces el celular con el objeto de googlear palabras desconocidas. Siempre que encuentro una palabra nueva busco mentalmente el lugar que me permita no olvidarlas. Casi siempre las pierdo, o a lo sumo me queda el vago recuerdo de haberlas sabido alguna vez. Tengo la leve sensación de que mi vocabulario es el mismo desde hace más tiempo del que quisiera. Googleo glauco (adj), tugurios (sust), rouille (receta) y panko (algo que al parecer lleva a Leila hasta el Barrio Chino). Mentira. Las últimas dos no las busqué, pero es cierto que no sé de qué se tratan.
Me di cuenta de que cada vez que tomé el teléfono para googlearlas algo más buscaba. No sabía qué, hasta que supe qué. Esperaba ver un WhatsApp, un mail. Una notificación. Esperaba un mensaje. De nadie, de alguien. Buscábame conectada, solicitada, quizás no tan sola, tan sincera y sencilla.
«Escriba con odio, amor, me decía. Escriba con rabia, use su miedo, su furia, sus pasiones bajas y ocúltese, amor, me decía, nunca se muestre. Usted es más que la distracción, más que el ruido del mundo. Ocúltese y escriba. No pierda el tiempo. Escriba o será infeliz, o nunca será libre». Se decía sabiamente Leila, mientras me decía sabiamente a mí.
Rocío nació en Laprida, pequeño pueblo en el centro de la provincia de Buenos Aires, durante el invierno de 1993. Cuando era niña sus principales actividades extra escolares fueron los talleres municipales de literatura y danza. Al terminar sus estudios secundarios se mudó a la ciudad de La Plata para continuar con estudios superiores. Aunque ingresó ese mismo año a la carrera de psicología de la UNLP, sería posteriormente el Profesorado en Danzas Clásicas la carrera elegida y de la cual se recibirá durante el 2020 año. Actualmente continúa formándose en la Lic. en Ciencias de la Educación por la UNLP.
En 2017 publica su primer libro de poesías llamado Autopartes del Naufragio y hacia finales del 2019 publica el segundo poemario llamado Poesías para Abrir.
Frecuentemente sus escritos son publicados en revistas digitales así como también realiza lecturas de sus poemas en eventos culturales independientes de la ciudad de La Plata.